Por WAC | 2 SEP 2022

El MACBA conjuga poesía y crítica social en su espacio expositivo con la primera muestra que ofrece una perspectiva global sobre el trabajo de Cinthia Marcelle, a través del cual ella explora y formaliza las dinámicas de la colectividad.  

Una conjunción de factores comprende obras realizadas desde el año 1998 hasta sus trabajos recientes, y se nutre tanto de fotografías y películas como de intervenciones espaciales y de dos instalaciones a gran escala, las cuales remiten a sus conocidos e importantes formatos site-specific producidos en distintas ciudades: Nueva York, Porto Alegre, Sharjah y Viena; entre otras.

La exposición, comisariada por Isobel Whitelegg, subraya el carácter colectivo que la práctica artística y la autoría tienen para Marcelle: los proyectos deben acometerse no solo individualmente sino en una estrecha colaboración con terceros. Por ello, en su planteamiento artístico centra la atención en cómo implicar a participantes con distinta procedencia –desde obreros y músicos hasta personas que la artista conoce en la esfera de lo cotidiano–. Las acciones que llevan a cabo estos colaboradores, y que ella fotografía y filma, fluctúan entre lo escenificado y lo espontáneo, y parecen ficción y realidad al mismo tiempo.

La complicidad y representación de los demás en la obra de Marcelle alude a las oposiciones binarias y a las jerarquías laborales, de clase y de raza que condicionan nuestras interacciones cotidianas y el orden social y político establecido. Su trabajo está preñado por el deseo de desorganizar las primeras, de tal suerte que seamos capaces de volver a imaginar el movimiento de lo colectivo y de lo cotidiano en el seno de nuestra sociedad. 

Una conjunción de factores, asimismo, pone de manifiesto la singularidad estética de esta artista: desde una poética de la acumulación, la multiplicación y la repetición, hasta su uso de materiales y colores que evocan lugares y contextos específicos. Marcelle despliega su lenguaje a partir de objetos y materiales cotidianos como tierra, tizas, polvo y ladrillos, con el propósito de crear otros circuitos que provoquen disrupciones en los sistemas existentes y sugieran otros modos de relacionarnos con los demás y con el mundo. 

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