Coda: Kassel a 150 kilómetros

Por WAC | 4 OCT 2022

La antigua factoría de cerveza Linden acoge el ZFIL - Centre for International Light Art en la ciudad alemana de Unna. Desde el año 2001, exhibe una colección focalizada en el binomio arte y luz, soterrada en dos mil seiscientos metros cuadrados y cuyas obras se piensan para cada uno de los recovecos o estancias que la fisonomía de la fábrica comprende.

Como en el caso de Fridskul, surgen interrogantes varios: ¿Qué otorga vida al conjunto de instalaciones de trece de los «artistas de la luz» más reconocidos a nivel global? ¿Qué nos promete esta colección? ¿Esta comunica los afectos, emoción o las contradicciones derivados del hecho de que uno sea partícipe de cuanto le rodea? Sin embargo, si el arte ofrece —como creemos— una experiencia que sirve para hacer llevadero cuán grave es la individuación, las propuestas de Mario Merz, de Joseph Kosuth, de Mischa Kuball, de Rebecca Horn, de Christina Kubisch, de Keith Sonnier, de Jan van Munster, de François Morellet, de Christian Boltanski, de Brigitte Kowanz, de Olafur Eliasson y de James Turrell reafirman nuestra creencia.

A ciento cincuenta kilómetros de Unna, documenta fifteen inaugura con alharacas una nueva era —preconizan desde la institución que organiza este evento quinquenal— y restaña —según el deseo de ruangrupa, dirección artística de la edición de 2022— las heridas del presente que compartimos, algunas de estas provocadas por el capitalismo tardío, por los episodios de colonialismo y por el sesgo patriarcal presente en demasiados mecanismos, procesos y estructuras.

La cuestión es si la racionalidad colaborativa es capaz de generar no solo una masa crítica, sino un poso artístico de tal magnitud que tanto uno mismo como todo agregado de individuos podríamos prescindir incluso de la luz. Prestaremos atención al menos durante el próximo lustro.

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