Cortesía de La Biennale di Venezia. Foto: Andrea Avezzù.

En conversación con Cecilia Alemani. Comisaria de The Milk of Dreams. La Bienal de Arte de Venecia 2022

Por Alberto Aguilar | 8 JUL 2022

I

ALBERTO AGUILAR: Usted se sirve del Surrealismo para articular la 59a edición de la Bienal de Arte de Venecia: un diálogo transhistórico e intergeneracional entre artistas. No es baladí, puesto que con ello apunta a que el proceso creativo en la actualidad se enmarca no tanto en una estructura racional sino en los sueños y en el inconsciente. Los artistas pondrían, pues, el acento en su capacidad imaginativa, en la intimidad y en la emoción para responder a las urgencias y a los peligros de nuestra época. ¿La práctica artística de los próximos años no pasará por el refinamiento del concepto sino por la imaginación y por la espontaneidad creativa?

CECILIA ALEMANI: Siempre tengo cuidado de no hacer grandes declaraciones sobre el futuro. No sé cuál será la próxima «gran cosa». La investigación de cara a la Bienal y también los años de la pandemia me enseñaron que los artistas están luchando en este momento. Quiero decir que todavía es una época muy incierta para todos nosotros. Y creo que llevará tiempo digerir el trauma que hemos vivido. Pero pienso que lo que es seguro, o al menos en mi opinión, es que los artistas quizás están adoptando herramientas que tú llamas imaginación. Yo lo llamo introspección o usar lenguajes como el inconsciente o los sueños, que eran muy comunes entre los surrealistas. Porque todos estuvimos aislados durante dos años y lo único que teníamos eran nuestros cuerpos y nuestra imaginación. Incluso los artistas más «políticos» que he incluido o examinado, considero que en cierto modo abandonaron el lenguaje más declamatorio o el lenguaje documental en aras de uno más introspectivo, basado en la imaginación y las ideas: para utilizar tus sueños o tu inconsciente; y no como una vía de escapar o de dar la espalda al mundo, sino como una posibilidad de leer el mundo con diferentes medios que no son, de nuevo, los del lenguaje más político, sino aquellos que están más conectados con tu cuerpo.

Katharina Fritsch. The Milk of Dreams. Foto: WAC

II

AA: Las cinco cápsulas temporales que usted dispone reivindican la labor y el peso de la mujer en la esfera del arte. Nos interesa, sobre todo, su modo de proceder: la construcción de una genealogía como formato expositivo. Merced a ella parece decirnos que tanto su participación como su propuesta son fruto de las nuevas relaciones de fuerza en el complejo del arte contemporáneo, las cuales provocan la posibilidad de que emerja lo femenino como sujeto de la historia. ¿Es este el impulso definitorio de esta edición?

CA: Creo que es un proceso. Es una convergencia de diferentes fuerzas. Por supuesto, The Milk of Dreams incluye una gran mayoría de mujeres artistas. En cuanto a las cápsulas históricas, tuve la intención de centrarme únicamente en episodios históricos que han sido olvidados o excluidos por la historia oficial. Al mismo tiempo, aunque quiero celebrar a las mujeres artistas, quiero ser cuidadosa al decir que no es una exposición sobre las mujeres artistas. Esto es muy importante. Porque no es como Mujeres Radicales, que fue increíble: una exposición sobre la historia del feminismo. The Milk of Dreams no lo es. Y no lo es porque no siento que como comisaria pueda hablar en nombre de las 213 artistas que participan en mi proyecto, etiquetándolas de un modo u otro. Por ello, creo que la fuerza de mi propuesta radica en que se trata de un ejercicio coral en el que se convoca a una pluralidad de voces.

Es más. Algunas artistas han sido etiquetadas como feministas durante décadas, como Barbara Kruger; otras artistas estarían disgustadas por tal etiqueta. No quieren ser etiquetadas así. Sólo son artistas. Otras creadoras podrían estar cansadas de ser comparadas con los hombres. Mi esperanza es que vean esta muestra como the milk of dreams: en esta se habla de la metamorfosis y de la transformación. Luego, si quien la visita es lo suficientemente bueno, puede que se dé cuenta de que todas, la mayoría, son mujeres; pero creo que es importante decir que no es el objetivo de mi proyecto curatorial. Por ello también he guardado silencio al respecto, no quiero que el proyecto sea infravalorado —como ha ocurrido, por ejemplo, en Italia— por el mero hecho de que es una muestra con muchas mujeres artistas.

Barbara Kruger. The Milk of Dreams. Cortesía La Biennale di Venezia. Foto: Roberto Marossi

AA: Pensamos que The Milk of Dreams, asimismo, no deja de ser una propedéutica con la mirada puesta en lo mucho que reste por lograr en la problemática en torno a las cuestiones de género. Ello no obstante, si el propósito es imaginar un mundo más fluido y entreverado, ¿no sería pertinente que el siguiente movimiento consistiera en convocar a distintas generaciones de creadoras orilladas en el curso de la historia junto a las voces masculinas dominantes para arrojar luz sobre lo artístico?

CA: Sí, creo que el próximo comisario es quien debe hacerlo. Desde luego pienso que es una buena cuestión; pero opino que todavía no hemos llegado a ese punto en Italia. Así que creo que no tendrá fortuna lo que planteas. Quiero decir, vivo en América, aquí lo acometerías sin lugar a dudas; pero los italianos que veo... o la escena italiana en general, la cultura en general, es... Como sabes, transcurrieron ciento veinticinco años de historia de la Bienal de Venecia, los cuales han sido extremadamente desequilibrados. Y no lo vas a arreglar porque sí. Llevará tiempo. Así que sí, ya no hay que pensar en géneros o polaridades, por supuesto; no es tan fácil, sin embargo. Hay que trabajar. Se necesita un poco de ajuste de cuentas y va a consistir en un proceso.

Teresa Solar. The Milk of Dreams. Cortesía La Biennale di Venezia. Foto: Roberto Marossi.

III

AA: Usted otorga a la singularidad femenina tanto expresión como representación en la esfera pública; es decir, posibilita compartirla en el complejo del arte contemporáneo. La cuestión es en qué sentido podría decirse que al público femenino no le es dado leer su propia historia personal en los acontecimientos o en las trayectorias de la creación artística que se suceden a partir del siglo XIX, por ejemplo. De lo anterior se sigue preguntarse, por un lado, por qué la audiencia femenina será capaz de interpretar sus experiencias individuales en el marco de su propuesta; y, por otro, si de lo que se trata es de disolver la dicotomía hombre/mujer en el ámbito del arte contemporáneo, qué historia personal puede leer el público no femenino en esta edición.

CA: Para mí, el público es el público. No es femenino o masculino o no conforme con el género, esto no importa. La clave es la persona en su totalidad, es todo el mundo. Puedo decirte que la reacción que me ha llegado en estos dos meses desde que se inauguró la Bienal ha sido extremadamente positiva por parte del público femenino. Muchas personas han venido a decirme que The Milk of Dreams es muy importante y significativa, y resulta que el 90% son mujeres. Y, por supuesto, también los hombres se han emocionado mucho, algunos de ellos; pero creo que, en el fondo, hay una especie de elemento educativo, especialmente en lo que respecta a las cápsulas. Me interesaba mucho dar voz y espacio a artistas que han sido fundamentales y tan fundamentales como sus colegas masculinos, pero que fueron dejadas de lado. Por este motivo, espero que también haya un momento de aprendizaje en el que cualquiera pueda ir y conocer la obra de Leonor Fini y descubrir que ella es una de las artistas surrealistas más importantes, tanto como lo fueron sus compañeros masculinos. Y que nos acostumbremos, sobre todo los jóvenes, a leer tales nombres en los libros que recogen a los artistas, porque muchas de ellas no están ahí. Así, creo que incluso el aspecto de aprendizaje básico de la exposición, el aspecto educativo, es esperanzador.

Paula Rego. The Milk of Dreams

Paula Rego. The Milk of Dreams. Foto: WAC.

IV

AA: Antes le preguntábamos por la nuevas relaciones de fuerza en el complejo del arte contemporáneo. Centrémonos ahora en la Bienal de Arte de Venecia. Esta enmarca las prácticas artísticas y les da sentido y valor y, en consecuencia, establece un sistema de relaciones entre los distintos actores implicados en la esfera del arte contemporáneo. ¿En qué medida cree usted que la institución vuelve sobre sí misma para cuestionar normas, legitimaciones y costumbres canónicas impulsadas por el dominio del varón blanco europeo en la historia del arte?

CA: Creo que lo que es vital para toda institución del siglo XXI es que sea abierta y flexible: que se interrogue a sí misma, su misión y su historia. Y la señal de que una institución está sana y viva es si tiene la energía incluso para mirar atrás y decir, oh, sabes qué, tal vez cometimos errores en el pasado, contamos historias muy específicas, no nos dimos cuenta de que estábamos excluyendo a otros. Y mi exposición, por supuesto, también excluye a muchos artistas porque no podía incluir todas las voces que me hubiera gustado. Pero creo que esta tarea de mirar atrás y tratar de aprender también de tu propia historia es un ejercicio que la mayoría de las instituciones están haciendo ahora mismo, desde el MoMA hasta el Museo de Sao Paulo. Mirar hacia atrás desde los museos tradicionales, y lo haces para escudriñar lo que has coleccionado y lo que no. Es evidente que la Bienal de Venecia no es una institución que coleccione, así que lo haces mirando a lo que ha mostrado y a lo que no ha mostrado; y esto debe hacerse con una actitud positiva. Es increíble que nosotros, como humanos, podamos llevarlo a cabo y aprender de nuestro propio pasado como un modo de alimentar el futuro. Así que creo que es un momento muy importante para todas las instituciones culturales.

Brownyn Katz. The Milk of Dreams

Brownyn Katz. The Milk of Dreams. Cortesía de La Biennales di Venezia. Foto: Marco Cappelletti.

AA: Si es el caso, ¿qué cambios operan en el seno de la institución de tal modo que desactivan la crítica recurrente que reciben propuestas como The Milk of Dreams: es decir, la de que obedecen meramente a un acto de justicia o incluso de corrección política?

CA: Sí. Sí. Voy a las exposiciones para aprender y para aprender algo que no sabía antes. Si siempre veo lo mismo, no estoy aprendiendo nada, así que me aburro. Y creo que incluso los que piensan que The Milk of Dreams es sólo un ejercicio de corrección política... no sé lo que esto significa, sólo estoy regurgitando lo que acabas de decir. Creo que primero hay que ir a ver la exposición y luego... a mí, lo que me saca de quicio es etiquetar las cosas sin hablar de ellas. Que alguien etiquete una exposición como políticamente correcta sin darme un ejemplo, ¿qué significa? No sé lo que significa, realmente no lo sé. ¿Significa que propongo muchas mujeres? ¿Es eso políticamente correcto? No creo que sea políticamente correcto. Creo que se trata de participar realmente en la conversación, incluso si la conversación es incómoda para la gente. Y esto último lo noto mucho porque soy italiana, pero vivo en Estados Unidos, porque nadie en Estados Unidos diría nunca que es políticamente correcto. En Italia, simplemente la desautorizan diciendo que responde a lo apropiado o a lo políticamente correcto en esta época. Pero no participan en la conversación porque es incómodo. Porque es incómodo admitir que la mayoría de las exposiciones italianas están dirigidas por hombres y que la mayoría de las exposiciones europeas están dirigidas por hombres, así que no quieren hablar de ello. En consecuencia, es fácil decir: ¡oh!, está de moda.

Jana Euler. The Milk of Dreams. Foto: WAC.

V

AA: Hay quienes manifiestan públicamente que usted prioriza lo político o lo ideológico de tal suerte que fagocita la dimensión artística de su propuesta.

CA: Sí. Para ser sincera, no sé qué significa que yo priorizo lo político. Creo que es una propuesta muy física, muy visceral y táctil. No hay ninguna, cero, declaración conceptual o política. Es decir, hay muchas declaraciones políticas, pero no una declaración. Creo estas se dan a través de las obras de arte. Así que no, no estoy de acuerdo con el hecho de que yo no priorizo la dimensión artística de la muestra. Lo siento, pero realmente no lo creo.

Christina Quarles. The Milk of Ddreams

Christina Quarles. The Milk of Dreams. Cortesía de La Biennale di Venezia. Foto: Marco Cappelletti.

AA: Nos preguntamos si el evento más antiguo y quizá el más importante del circuito del arte es árbitro del gusto gracias a The Milk of Dreams, o si la metamorfosis de los cuerpos y las distintas definiciones de lo humano reformulan la belleza. Nos gustaría que reflexionara sobre estas cuestiones para concluir nuestra conversación. Ha sido un placer hablar con usted de aspectos relacionados con su proyecto curatorial para la Bienal de Arte de Venecia de este año 2022.

CA: Creo que en cierto modo lo es. Aunque no sea una elección. Pero es una de las exposiciones más importantes del mundo. Hablar del gusto en el año 2022 es difícil, porque es un término muy amplio; pero creo que la Bienal como institución tiene la oportunidad de ser una plataforma para las tendencias del arte contemporáneo. De nuevo, no sé si se trata del gusto o de la belleza, porque ambos son siempre conceptos muy complicados de abordar en una exposición; pero la Bienal tiene un papel, tiene un rol protagonista en ello, seguro.

CECILIA ALEMANI es la comisaria de The Milk of Dreams, la 59ª Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia. Asimismo, desde 2011 es la directora y curadora jefe de High Line Art, el programa de arte público de la High Line en New York.


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