lumbung o cómo sortear al individuo para compartir nuestro arroz. Una conversación con farid rakun, partícipe de ruangrupa (1/2).
Por Alberto Aguilar | 4 OCT 2022
Algunas de las instituciones tradicionales con las que, en España, se nombra el trabajo colectivo al que acuden los vecinos de uno o varios pueblos en aras de lograr un bien para la comunidad son Hacendera, Yera, Andecha o Rozada. No son las únicas, por supuesto. También las hay en otros países y continentes: es el caso de Tequio, Ubuntu, Mutirâo o Allemende, por ejemplo. Este año, documenta fifteen recurre a «algo» similar tanto para imaginar la práctica artística como para quizá redimensionar la tarea de las organizaciones culturales. Así, lumbung es la figura —o institución, arraigada en las áreas rurales de Indonesia— escogida por ruangrupa, dirección artística del evento, con el propósito de reivindicar, de proponer y de discutir modelos cuyas bases contemplan asociaciones o interdependencias que permiten a los individuos acercarse con otra mirada a los hechos y episodios pretéritos o a las problemáticas actuales.
Cuanto sigue responde al intercambio de ideas y puntos de vista con farid rakun, integrante de ruangrupa. En nuestra conversación, la cual mantuvimos el pasado mes de agosto, abordamos los entresijos del proyecto curatorial de su colectivo para la documenta fifteen de Kassel.
I
ALBERTO AGUILAR: Nos gustaría empezar esta conversación proponiéndote que lleves a cabo una mirada retrospectiva sobre la trayectoria de vuestro colectivo. ¿Qué transformaciones —en los ámbitos intelectual, emocional o práctico— habéis experimentado desde vuestra fundación en el año 2000 hasta la concepción de lumbung?
FARID RAKUN: Intentaré ser breve y preciso. Cuando empezamos en el año 2000, éramos algo jóvenes. Lo hicimos a partir de un círculo de amigos, nos interesaban cosas a las que no se les daba un lugar, digamos, así que nos dotamos con nuestras propias infraestructuras. A partir de los proyectos creamos diferentes espacios para estudiantes, para el videoarte, incluso para los estudios de comisariado, porque entonces no teníamos un programa de estudios de comisariado propiamente dicho, pero necesitábamos comisariar nuestras exposiciones. Éramos uno de los muchos colectivos que existían, no sólo en Yakarta, sino también en otras ciudades u otros pueblos. Así que creamos una red a partir de todas esas iniciativas.
En torno a 2015-2016, nos unimos a otros colectivos con sede en Yakarta. Fue entonces cuando empezamos a pensar en co-gobernar los recursos, a entender cómo presentarnos o vendernos como un banco de recursos. Entonces no lo llamábamos lumbung; pero en 2016-2017 sí empezamos a llamar a lo que hacíamos o a cuanto experimentábamos lo que al final denominamos lumbung.
En esa época nos mudamos junto con otros colectivos para ocupar un espacio grande. Debido a ello, racionalizamos muchas cuestiones: no sólo el espacio en sí, sino también las habilidades y las personas —por ejemplo, un contable, o una persona de comunicación—. Así que compartimos muchas cosas con otros colectivos. Esa fue la semilla, por un lado, de lumbung tal y como lo conocemos ahora. Y fue también la semilla, por otro lado, de lo que resulta ser Gudskul hoy en día. Con Serrum y Grafis Huru Hara nos cambiamos a nosotros mismos, porque nuestra práctica se transformó en una plataforma educativa informal. Esto tuvo lugar a finales de 2018, más o menos cuando empezamos a pensar en documenta. Por supuesto, no pensábamos en una dirección artística, aún no nos habían elegido para esa labor, pero la conversación con documenta comenzó más o menos al mismo tiempo, a finales de 2018.
II
AA: Por el hecho de que a ruangrupa se le confíe la dirección artística, a nuestro parecer, se desafía el conjunto de ideas hegemónico respecto al funcionamiento de una organización o de una institución cultural, puesto que vuestro colectivo pone el foco en un riguroso trabajo mancomunado: basado en la amistad, la solidaridad y centrado en la comunidad. ¿Creéis que este año documenta se pregunta por cuál debería ser el modelo de intercambio y diálogo entre los actores implicados en el sector del arte y la cultura porque asume que tanto la misión o la visión como las estrategias de las instituciones no son sostenibles por más tiempo o están incluso agotadas?
FR: Gracias por esta pregunta. La cuestión sustantiva es de dónde venimos. Desde el principio nosotros lo tuvimos claro. Veníamos de un entorno específico, con una historia y con unas biografías que no incluían todas esas cosas: la comprensión del museo o de las instituciones; por ello, nunca fuimos «alternativos» en tal sentido. De hecho, lo que ofrecimos —o lo que podemos hacer— es lo que hemos desarrollado en los últimos veintidós años de nuestra existencia como colectivo. No estamos en contra, o no decimos que no sea sostenible ni que se haya agotado, puesto que no conocíamos las prácticas institucional o museística, ni cómo se supone que estas deben ser: no teníamos ese saber ni estaba a nuestro alcance, así que desarrollamos nuestras propias formas de trabajar.
Creo que cuando se puso de manifiesto —a lo largo del proceso— lo que tú mencionas como introducción a esta pregunta, entonces se hizo evidente que los museos o los contextos en los que estos se han construido durante los últimos 200 años son una realidad que contrasta con el lugar de donde venimos y con nuestro modo de proceder. Comparar directamente ambos mundos es algo que todavía está en proceso de elaboración para nosotros, en nuestras cabezas. Pero es, por supuesto, diferente. No representamos, sin embargo, un antagonismo.
Lo que podemos aprender a través de este proceso de concebir documenta fifteen es qué podemos hacer y qué no debemos hacer en la práctica institucional. Si es sostenible o no… hay ciertas cosas que podemos decir: que estamos haciendo ciertas cosas porque son sostenibles para nosotros. No lo han hecho los museos o las instituciones porque vienen de una forma de entender diferente; pero si pueden aprender de nuestra forma de trabajar, o si quieren, o si tienen que aprenderlas, depende de ellos.
Hay muchas cosas que podemos aprender de esto. Porque se ha mantenido durante 200 años, no sin consecuencias ni desafíos. Hay ciertas cosas que no haríamos. Por ejemplo, en relación a documenta, ver a Kassel en sí misma como un local, trabajar con lo que ya está en la ciudad. Aprendimos al hacerlo, hubo intentos de hacerlo. Tuvimos ruruHaus durante dos años; lo que estamos tratando de hacer todavía con esta iniciativa es tener raíces en Kassel, incluso aunque no esté directamente relacionado o representado en la propia exposición. Hay artistas de Kassel con los que estamos trabajando, y muchos de ellos tienen sus canales a través de la propia ruruHaus.
III
AA: ¿Toda entidad cultural debería aspirar a ser radicalmente igualitaria y democrática, a sabiendas de que como estas no dejarán de ser una concreción de ese ideal nunca lograrán tal meta?
Y además. Como alternativa al —denominemos— modelo arraigado que configura la actividad de las instituciones u organizaciones existentes en el complejo del arte, ¿practicar lumbung en el seno de estas paliaría considerablemente la imposibilidad de que todo miembro de una comunidad pueda acceder a los medios materiales, o a la producción simbólica, o a los espacios relacionales que estas manejan?
FR: Eso es lo que tratamos de hacer desde que se nos dio la dirección artística. Intentamos ver documenta como un banco de esos recursos. Del espacio, de la producción simbólica, de los medios materiales, lo que significa también medios financieros y todo ese tipo de cosas. Entonces cómo: este es el núcleo de lo que tratamos de hacer. Es arriesgado para ambos. Para nosotros. Para la propia documenta.
De hecho, lo que se experimenta es el resultado de lo anterior. Cuanto podemos idear juntos, tanto con documenta como con nuestros colaboradores. Porque esta imaginación no es la sola la imaginación de ruangrupa. Este viaje es exactamente lo que tratamos de ver: si es posible confrontar estos dos sistemas operativos diferentes. Entendemos lo que dices, cómo tú lo caracterizas mucho mejor que cómo lo podemos hacer nosotros, aunque lo intentamos. Es como si este ideal fuera imposible, pero al menos lo intentamos. Cómo ver lo que puede resultar.
Por ejemplo, incluso antes de la documenta ruangrupa ha intentado resistirse a ser una institución debido a nuestro origen, porque venimos de abajo a arriba, pero no podemos mentir porque nos hemos convertido en algo diferente después de quince, dieciocho, veinte años. La gente nos ha tratado de otra forma, sobre todo en nuestros propios contextos, así que nos resistimos a convertirnos en una institución durante un tiempo. Pero tenemos que ser honestos, ruangrupa se ha convertido —a falta de una palabra mejor— en una institución en sí misma.
Por este motivo, Gudskul surgió, porque la idea original era que ruangrupa pasara poco a poco a un segundo plano y aquel se convirtiera en algo más. Como se trata de una plataforma educativa, nos resultó mucho más fácil lidiar con esta «institucionalización». Por supuesto, somos una institución. ¿Cómo podemos utilizar documenta, o practicar este marco institucional de forma diferente? Como has dicho, los museos y las instituciones ven lo que intentamos hacer. Vuelvo a lo anterior: seguirá siendo interesante en el futuro, no creo que lo sea este año porque se necesita tiempo, un aprendizaje y la reflexión. Después de los primeros cincuenta días, la gente trata de entender más profundamente lo que realizamos con documenta fifteen. La reflexión empezó a surgir en los medios de comunicación, en los artículos, en la gente que habla con nosotros, como tú. Esto no comenzó exactamente luego de la inauguración, porque se necesita tiempo. Un mes y medio, cuanto sea. Para ponerlo en práctica se necesita incluso algo más de tiempo; por ello, pensamos lumbung más allá de documenta fifteen, luego de los 100 días de Kassel.
IV
AA: Planteáis un modo de idear y de producir cuyas dimensiones artística y económica tienen su fundamento en lo colectivo, en el intercambio comunal y en una asignación equitativa; entre otros de vuestros principios. Es decir: en hacer acopio de recursos para redistribuirlos y ser justos socialmente. ¿Qué estrategias diseñáis y desplegáis para lograr también la gestión de la toma de decisiones colectiva —respecto a la narrativa, a la programación, a la creación de públicos, por ejemplo— y ser, por ello, políticamente justos?
FR: Ten en cuenta que jugamos con las limitaciones de tiempo o de presupuesto, con las restricciones que obedecen a lo que documenta tiene como hábitos de prohibición. La COVID también es un gran obstáculo para lo que tratamos de hacer. Tuvimos que cambiar mucho el proceso debido a la pandemia. Lo que tratamos de hacer es eso, pensar la toma de decisiones: cómo gestionar y co-gobernar los recursos a través de estrategias como majlis o asambleas —y mini-majlis o mini-asambleas, también Majlis Akbar o mega asambleas—. No sin desafíos, por supuesto. Los artistas, por ejemplo, nuestros colaboradores, no estaban acostumbrados a participar en este tipo de procesos, así que era todo nuevo tanto para ellos como para nosotros. Tampoco el público está familiarizado con nuestros procesos.
Lo que podemos decir es que esta no es la única manera de hacer las cosas. Hay muchas formas de organizarse. Esta es nuestra opción, esto es lo que hemos diseñado para la ocasión, y ha sido bastante útil. No solo como lo que tratas de plantear en la pregunta, sino mucho más, al abordar las relaciones de poder habituales en la realización de exposiciones, por ejemplo, entre las instituciones, la dirección artística, los comisarios, los artistas, los miembros del personal, los trabajadores de las instituciones.
Intentamos que sea mucho más de abajo hacia arriba o mucho más horizontal; pero esto no es lo que podemos decir de Kassel. Esto es una amistad lumbung-documenta, y esto no es la amistad en un sentido pleno. Lo cual es genial, porque impulsa muchos procesos de aprendizaje para saber cómo hacer las cosas de forma diferente en el futuro. Como seguir llamando «miembros» a los participantes de lumbung, por ejemplo, porque ruangrupa no tiene miembros. Es mucho más realista y pragmático de esta otra manera.
Y qué tipo de exposición podemos hacer llamándonos dirección artística. No empezamos con la escenografía, poniendo a los artistas en los espacios. Pero nos llevó más tiempo hacer que los artistas decidieran por sí mismos dónde querían estar en relación con el tipo de obra que pretendían poner en escena en documenta fifteen. Lleva mucho más tiempo que el proceso curatorial habitual, y además los artistas hablan con otros artistas, gracias a los mencionados mini-majlis o los Majlis Akbar. Se conocen mucho mejor entre ellos y redimensionan lo que pueden hacer juntos en Kassel. Este tipo de trabajo previo a la inauguración de una exposición nos ha resultado muy útil. Al menos para nosotros ha sido muy fructífero. Puesto que la exposición no termina con la inauguración, se pueden hacer más. La comunicación entre nosotros, las afinidades o la solidaridad es mucho más fácil de lograr en comparación con nuestras experiencias pasadas en el seno de exposiciones colectivas, bienales, etcétera.
El tipo de comunicación y solidaridad y la toma de decisiones después de la inauguración de una exposición… hemos empezado el trabajo de campo mucho, mucho antes de que empezara la exposición. Esto no lo sabíamos antes, no lo hicimos de forma preventiva para afrontar ciertas cosas, retos que vienen después, pero gracias a ello es mucho más fácil llegar a un consenso.
Encontraréis el resto de nuestra conversación AQUÍ
farid rakun, partícipe de ruangrupa, colectivo responsable de la dirección artística de documenta fifteen. Es licenciado en arquitectura por la Universitas Indonesia y máster en arquitectura por la Cranbrook Academy of Art. Como instigador, ha colaborado con varias instituciones: Centre Pompidou, La Biennale di Venezia, MMCA Seoul, Bienal de Sharjah, Bienal de São Paulo, Harun Farocki Institut, Dutch Art Institute (DAI), Creative Time, Haute école d'art et de design (HEAD) de Ginebra, y basis voor actuele kunst (BAK).